Si sientes, que tienes que mantener tu físico, vestimenta o bien, cuidar mucho lo que dices o haces etc, porque si se produce algún cambio, podrías dejar de gustar a tu pareja. Como si estar en pareja, fuese similar a andar por un terreno inseguro, en el que, un paso en falso, pudiese suponer, el fin o un cambio en la relación. Este post, quizás pueda interesarte.
A esta sensación, en una sesión de terapia, se me ocurrió bautizarla como ; sentirse como un pretendiente/ pretendienta en una relación. Ya que me recordaba, a lo que quizás pudieran vivir las chicos o chicas que ocupaban ese rol en ese famoso programa «mujeres /hombres y viceversa «, desconozco si lo siguen emitiendo, espero que no.
En el programa que menciono, había dos roles, los pretendientes/ pretendientas y los tronistas. Siendo una relación asimétrica. Los tronistas, estaban por encima, y tenían la facultad de elegir que pretendientes seguían como aspirantes y quiénes no.
Es curioso, pero conforme esta persona me describía la situación, me acordé de este programa, que no recomendaría a nadie…, pero que para el caso, resulta práctico a la hora de empatizar y comprender el sentimiento que quiero describir.
Pues bien, situándonos en ese escenario, comenzamos…
El otro es el que me elige, yo no lo elijo
Como en el programa mujeres, hombres y viceversa, la relación, no se siente como simétrica. No hay una percepción de estar en igualdad de condiciones.
Se observa al otro, como en un pedestal o trono, siendo él/ella quien decide, mantenerse en una relación contigo. Al tiempo que tú percibes, que no estás en la misma posición, te sitúas por debajo a expensas de que él/la tronista tome decisiones.
Mi capacidad de control se focaliza en :
Gustar al otro
Al estar en una posición en la que el otro elige y yo no lo elijo. Me enfoco en gustar a la otra persona y asegurarme de satisfacerlo/a. De forma que mi yo, se va desdibujando, poco a poco. Mi atención se centra en observar si la otra persona está o no contento/a conmigo. Me pregunto constantemente, si le habrá molestado algo, que yo haya podido hacer.
Compararme
Al tiempo que me centro en gustar al otro, empiezo a compararme respecto a otros chicos/as que puedan tener cualidades que atraigan a mi pareja. Observó las personas que le gustan y las comparó conmigo. Prestando especial atención a las cualidades que supongo atractivas para mi pareja.
Controlar al otro
Relacionado con la focalización en gustar al otro y la comparación. Es habitual que se de, el control del otro. Observó si mi pareja se fija en otras personas y en qué se fija. Miro sus redes sociales, en busca de interacciones que me puedan hacer ver un posible engaño.
La ansiedad y la angustia se cronifican
Derivado de focalizarse en gustar a tu pareja, compararse con otras/ otros y controlarlo/arla lo más habitual es que emociones como la ansiedad, la angustia y la frustración se cronifiquen. Estás emociones, te sitúan en una hiperalerta, que te terminara desbordando.
Está situación se puede dar en diversidad de condiciones de pareja
Condiciones no manipuladoras de la pareja
Esta situación puede darse en ausencia de manipulación o engaño por parte de la pareja. En estos casos, lo habitual es que las conductas anteriormente descritas, junto con la ansiedad, angustia, frustración y culpa, acaben por socavar tu autoestima. Entrando así en un bucle que cada vez te hace sentir peor persona.
Condiciones manipuladoras de la pareja
En caso de que se una la situación descrita en este post, con un comportamiento manipulador de la pareja, la situación se vuelve más compleja.
Se trata de situaciones en las que la pareja favorece de forma consciente , la inseguridad en la persona víctima de ese comportamiento manipulador.
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